Antes de entrar en materia, debo decir que ayer ganó la democracia colombiana. El debate demostró que se puede confrontar ideas sin insultos, ni polarizaciones extremas que a nada conllevan. El evento se realizó en medio de un ambiente de total respeto y altura. Hay que reconocer que hay un nutrido panel de candidatos ciertamente buenos y con casi igual opción de pasar a segunda vuelta (cosa que no se da en otros países donde a lo sumo hay dos candidatos buenos con opción de triunfo) Y mejor, es que todos ellos están alineados hacia tres posiciones que son importantes para el interés de la patria:
Cero tolerancia a la guerrilla, no a la intromisión del chavismo en Colombia y no al desmonte de la Seguridad democrática. Con diferentes matices cada candidato está de acuerdo con esas tres premisas. Y eso es un buen signo para construir, de la mano del candidato que resulte ganador, un gran acuerdo nacional para enfrentar los otros problemas fundamentales que requieren urgente solución: la salud y el desempleo.
Santos.
Le fue bien, se evidenció la buena asesoría que está recibiendo.Pero pecó por remitirse demasiado, y empleando un tono algo egocentrista, a sus gestiones como ministro de diferentes administraciones (Pastrana y Uribe)
Se enredó constantemente por el miedo al tiempo. Ya todos sabemos que sus explicaciones son algo profundas para el televidente medio y esa es la razón por la cual nunca se acomodó al formato del debate.
No le fue bien. La vi algo insegura, como si no encontrara la suficiente inspiración para contestar fluidamente. Patinó en la respuesta que dio a la pregunta de Santos sobre la revaluación del peso.
Algunos le han proclamado como el ganador del debate, cosa que no creo del todo. Sin embargo, le fue bien: tranquilo y seguro en las respuestas. Lo mejor de el fue su última intervención en la cual, dio a entender claramente que no va a eliminar dos programas estrella de Uribe: familias en acción y seguridad democrática. Lo malo: el ataque personal hacia el candidato de la U (“pregúntele a Santos” refiriéndose al interrogante de que si alguna vez pensó que alguien lo chuzaba). No debió hacerlo, le quedó muy mal, sobre todo si el pacto que suscribieron días antes los partidos políticos (incluyendo el Polo) contemplaba que no habría ni un solo agravio por parte de sus candidatos hacia algún compañero de contienda.
Nada novedoso, aunque fue de los que más trato de explicar en concreto sus programas de gobierno. Soltó un hecho que no se puede pasar por alto: darle continuidad, y mejorar, la gestión en educación del actual gobierno (dijo que si ganaba, dejaría en su gabinete a la actual ministra de educación)
Estuvo relativamente bien en las respuestas. También fue de los que más se esforzó en hacer entender su programa de gobierno.
Pienso que estuvo a la altura. Sobre todo en la respuesta que le dio a Petro cuando este le preguntó sobre lo que iba a hacer para que no se vuelvan a repetir los falsos positivos.