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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Una percepción sobre el concierto de Juanes en la Habana, Cuba.




Se ha hablado mucho del concierto que Juanes dio en plena plaza de la revolución, hubo reacciones de rechazo de parte del exilio cubano (Univisión, en su transmisión de TV lo anunció como “El concierto de la Discordia”) así como opiniones moderadas y de apoyo. Pero al fin se llevó a cabo y después de verlo hay que reconocer que, desde le punto de vista mediático y comercial, fue un total éxito: un millón o más de personas agolpadas en la emblemática plaza, un mensaje ( así sea gaseoso y etéreo ) de “paz” y la convicción , por parte de prácticamente todo el mundo, de que el cantante colombiano se salió con la suya. Hay que reconocerle a Juanes que demostró tesón, convicción y gran liderazgo a la hora de impulsar su proyecto. Además, no quedo en el ambiente la menor duda de que lo mueven intenciones sinceras y nobles.


La cuestión es, si en la realidad el concierto aportó algo, o fue sólo un gran acontecimiento cultural y lúdico para un pueblo que sufre todo tipo de carencias. Mi opinión es que desde el principio no le vi un objetivo claro y contundente al mensaje de Juanes. El habla de paz, Reconciliación,Libertad pero sin encauzarlos en un contexto histórico definido; es un mensaje muy general y difuso. ¿Paz entre quién? ¿Entre el exilio cubano y el régimen de Fidel y Raúl Castro? ¿Entre el pueblo cubano que vive en la isla y el que vive en Miami?¿Libertad del pueblo cubano frente a la dictadura?


Porque si el evento es la propia Plaza de la Revolución, hablar de paz y libertad ahí en ese sitio debe tener, así no se quiera, alguna connotación histórica, política y social. Y esa connotación no la imprimió Juanes, ya sea porque lo hizo deliberadamente en su afán de evitar tocar el tema de derechos humanos en Cuba para evitar cualquier posible “politización” del evento o por simple omisión impulsada por su ingenuidad.


Y al escribir estas apreciaciones, me viene a la mente el concierto mundial ( escenificado simultáneamente en varias tarimas instaladas en diferentes ciudades del mundo) “LIVE 8”, organizado en 2005 por Bono, vocalista de la banda de rock U2, y el cantante Bob Geldof para recoger fondos destinados al pueblo africano y para enviarle un mensaje a los líderes del G8 en el sentido de que destinen más ayuda y atención a ese mismo pueblo.



Bono y Geldof, estructuraron un mensaje explícito y puntual sobre el objeto del concierto. No dudaron en hacérselo llegar a los líderes de las naciones más poderosas (que precisamente se reunían por esos días en sus famosas cumbres): frases y caricaturas alusivas a ellos en las pantallas de los escenario, además de discursos etc. Hay una anécdota, que se puede apreciar en video si se ve el DVD del evento, en la que los organizadores montan uno de los conciertos cerca de donde estaban reunidos los G8 jugando golf. En la efervescencia del evento aparece Bono diciendo que acababa de reunirse con esos 8 líderes mundiales para tratar el tema de la pobreza en África, dijo que les había mostrado un maletín dentro del cual, estaban las nobles intenciones de los millones de asistentes a los conciertos, televidentes y abortantes de firmas web que habían apoyado la causa en todo el mundo. Semejante discurso tuvo que calar de alguna forma en la mente de aquellas personas poderosas. Y fue tan encauzado el mensaje de esa gesta de 2005, que en su página web se puede leer aún : “…A 8 líderes mundiales, reunidos en Escocia para la Cumbre del G8, se les presentará un plan factible para duplicar la ayuda, condonar la deuda y aprobar unas leyes comerciales justas. Si estos 8 hombres se ponen de acuerdo, nos convertiremos en la generación que logró la erradicación de la pobreza…”


No digo, ni más faltaba, que Juanes hubiese mostrado una caricatura de Fidel Castro o su hermano Raúl en la Plaza de la Revolución; o que los hubiese desafiado de frente ya que había que respetar la sensibilidad del escenario. Pero, por lo menos se hubiese tomado el trabajo de construir un mensaje más claro, más contundente y más preciso. No sólo basta con decir al aire, y escuetamente, las palabras “Paz” y “Libertad”.