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miércoles, 21 de julio de 2010

A los 200 años de vida republicana.


Desde la noche del 20 de Julio de 1810, han pasado 200 años. Mucha sangre se ha vertido, y mucho tiempo se desperdiciado por el empecinamiento de los colombianos a no ponernos de acuerdo para concebir al fin el destino que queremos para la nación. Por eso, es menester que este aniversario nos concientice de la necesidad de construir la nación que Bolivar soñó: una potencia suramericana. Y para eso se necesita estar unidos, luchar por un solo ideal y dejar atrás la polarización y las rencillas partidistas.

Un feliz cumpleaños para Colombia.

viernes, 16 de julio de 2010

Uribe y Santos


Quien lo iba a pensar, Uribe puede convertirse en la verdadera pesadilla de Santos.


Tal como lo dirían en mi tierra: “le dañaron el plante a Santos”. En efecto, el presidente electo estaba armando cuidadosamente un acercamiento a Chávez para tratar de distensionar el pesado ambiente que existe con el gobierno venezolano y así poder tratar de resolver las diferencias vía diplomacia-dialogo. Pero se le atravesó Uribe, que en un acto que muchos (o todos) interpretan como un intento de definir a la fuerza la agenda de Santos hacia Venezuela, divulgó a los medios masivos de comunicación las irrefutables pruebas de la presencia de importantes líderes guerrilleros de las FARC en territorio venezolano.


Con esta acción el presidente Uribe no sólo ha obstaculizado el proceso que venía haciendo Santos en forma paciente con el gobierno venezolano, si no, que puede polarizar el ambiente justo cuando se estrena en unos pocos días el nuevo gobierno. Cosa que no conviene para nada a este último ya que, desde tiempos de campaña, ha estado tratando de construir un ambiente de “unidad nacional” No descartemos entonces que en un futuro surgan sectores que, azuzados por un fogoso ex presidente Uribe en la sombra, se declararán “antisantistas” y defensores del “uribismo” puro. Lo cual, a la larga podría causar fracturas en la coalición oficialista. Esta sería la peor circunstancia para Santos, quien, paradójicamente, tendría en su gran mentor a su principal opositor. Ante las decisiones que tome como presidente, tendría enseguida la correspondiente opinión de Uribe. Y no hay que cavilar mucho para pensar que esas opiniones podrían ser en su mayoría en desacuerdo, porque lo que hemos estado viendo es que al jefe de Estado saliente no le gustado nada las decisiones que ha tomado el mandatario electo: el acercamiento a Chávez, el nombramiento de algunos ministros que no son precisamente uribistas y la marcada actitud de no echarse encima las rencillas y peloteras que pupularon alrededor del ejecutivo en el periodo anterior.


Pero ¿Qué busca Uribe con revelar públicamente, y a unos días de la posesión de Santos, las pruebas de la presencia guerrillera en Venezuela? Como dije antes, su objeto pudo haber sido tratar de encauzar o corregir lo que considera una política errónea hacia Venezuela por parte del mandatario electo. Al ser publicas las pruebas, el acercamiento hacia Venezuela podría perder apoyo en la opinión pública; además de causar el alejamiento del gobierno de dicho país, lo que obligaría a Santos a replantear su estrategia. Otra motivación del presidente Uribe: dejar constancia, antes de dejar el poder, de las razones por las cuales no pudo restablecer relaciones con el gobierno de Hugo Chávez.


En lo que a mí concierne, no estoy de acuerdo con la actitud de Uribe. Lo más sensato, lo correcto, hubiese sido que presentara las pruebas a Santos en privado; igual, se supone que los dos están en un proceso de empalme. Ya Santos, en su sabiduría, decidía si hacer público el material o mantenerlo en secreto. Pero, Uribe, que antes se destacaba por su pragmatismo y mesura, ha caído en una areola de ego que no le permite aceptar que su forma de manejar el problema de las relaciones con el gobierno de Venezuela (a pesar de que tiene la razón) no está dando resultados. Ahora las cosas quedan muy complicadas para Santos, que pensaba a bordar el problema por los conductos diplomáticos establecidos en todo el mundo para estos casos y no por la llamada “diplomacia de micrófono”.


Parece cansón tener que volver a decir esto, pero aún después de 200 años de vida republicana los colombianos todavía tenemos que aprenderle cosas a Estado Unidos. Cuando Bush hacia el empalme con Obama, jamás se ocurrió difundir públicamente algún informe de inteligencia sobre la prisión de Guántanamo (que seguramente le serviría para justificar ante el pueblo la existencia de esa cárcel) para volver la opinión pública en contra del deseo del presidente entrante de cerrarla. En vez de eso, se reunió con Obama en estricta privacidad y le mostró todos esos informes, seguramente tratando de explicarle por qué no debía cerrarla. Pero eso fue una discusión privada y aunque Obama siguió firme en su decisión de cerrar la prisión, Bush entendió que ese asunto ya era del resorte del nuevo gobierno y no de él. Entonces, en nuestro caso ¿Por qué no se practicó esa norma democrática? ¿Por qué el presidente Uribe, de quien no se puede decir que no conoce las ciencias políticas y las formas más avanzadas de gobierno, actuó así? ¿Por ego, como lo dije anteriormente? Ahora, un pensamiento suspicaz, pero improbable, me obliga a contemplar la hipótesis de que Santos ya sabía de esas pruebas y de la intención de Uribe de publicarlas. Veremos a ver qué pasa.