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jueves, 21 de junio de 2007

EL MURO DE LA AFRENTA


El muro que va a construir el gobierno de Bush
en la frontera con México para impedir la entrada de
inmigrantes latinos, representa una afrenta para
el prestigio histórico de EU como país defensor de
la libertad.
En efecto, EU, que siempre condenó la existencia de los muros para dividir pueblos, va a construir uno. Sí, un muro que impida el paso de inmigrantes ilegales por la frontera con México( y el resto de América Latina) Se han destinado, según la prensa, unos seis mil millones de dólares para su construcción; un gasto que, en palabras del escritor Antonio Caballero, es “colosal, aun en términos de los EU”. Y es sorprendente el hecho de que esa suma tan grande se empleé para un proyecto de tan discutible naturaleza ética, histórica y política. Sobretodo si su autor es el gobierno de un país como EU, al cual le guardo una gran admiración por su posición histórica en favor de la libertad. Recordemos que liberó al mundo del Nazismo, contribuyó al resurgimiento de Europa bajo los principios de la democracia, incubó una prospera democracia en Japón, apoyó la causa de Tawian, ayudo en la caída del comunismo, fue el arquitecto de la ONU, contribuyó a proteger al pueblo Kurdo después de la primera guerra del golfo y, lo más importante en lo que atañe al tema de este texto, abrió sus puertas a los oprimidos. Gentes de todas las naciones vieron en EU un refugio donde podían ser libres.

Es tal el prestigio histórico del la nación del norte como país de inmigrantes, que hasta sus más acérrimos críticos le reconocen esa condición. Dice en uno de sus escritos Antonio Caballero, a quien no se le puede negar su condición ultra-opositora hacia EU, que este país se convirtió ya desde su juventud en “…tierra de asilo de perseguidos: desde los peregrinos del barquito Mayflower que escapaban de a las persecuciones religiosas de Inglaterra y Holanda en el siglo XVI hasta los balseros cubanos y los boat people vietnamitas de finales del XX que huían de la represión política. Más los refugiados económicos, iguales a los inmigrantes mexicanos de hoy: los irlandeses, los italianos, los polacos, los griegos.”

Esa insigne filosofía abierta a la inmigración en nombre de la libertad, elogiada por anti-yanquis y pro-yanquis, está siendo vapuleada por la funesta decisión de construir ese muro.
¿Será conciente de eso el presidente Bush? ¿Acaso no está orgulloso de que la nación que el gobierna ha servido por muchos años de refugio a gentes de todas las naciones? ¿No se da cuenta que precisamente EU se opuso ferozmente a la construcción del muro de Berlín y que, además, fue el principal promotor del famoso puente aéreo que permitió abastecer al pueblo berlines durante el bloqueo al que fue sometido por parte de los soviéticos en 1948? Como admirador de la gran nación del norte, y como simple espectador del acontecer histórico en el continente americano, espero que se reconsidere la construcción del muro.


sábado, 16 de junio de 2007

ISRAEL ATACA


Una brevísima opinión
sobre la ofensiva del ejército
israelí que ha sacudido la opinión
Mundial en los últimos días...
Soy asiduo lector de la revista “Semana”, tengo una suscripción que me llega cada miércoles. En la última entrega me he encontrado con una columna titulada “Israel 2006” escrita por mi tocayo Héctor Abad Faciolince, un periodista de izquierda moderada cuyos textos no son ajenos a la buena argumentación y el análisis riguroso (muy diferente de su coterráneo ideológico, Antonio Caballero, cuyas columnas no pasan de ser una retahíla infinita de aburridos insultos hacia Uribe y Bush) En su acostumbrado estilo mesurado, Héctor critica sin piedad la ofensiva militar de Israel contra Líbano. Afirma que la nación judía no ha hecho más que cometer errores en pos de librarse de sus vecinos terroristas: el asesinato en 1992 de Abbas Musawi, líder del Hezbolá; la muerte, a manos de la aviación israelí, del anciano líder del Hamas, Ahmed Yasín y las continuas incursiones en Palestina. Todas estas acciones, afirma, no hacen más que empeorar las cosas porque exacerban el fanatismo antisemita asentado en lo profundo de las estructuras de los grupos terroristas. Por cada líder asesinado, lo remplaza inmediatamente uno más joven y más violento que moviliza aún más milicianos nacía una causa sagrada para ellos: la destrucción de Israel como nación.

“Lo que más preocupa a alguien que ,como yo, defiende la necesidad de un estado judío, es que su arrogancia y sus métodos violentos lo conduzcan a una catástrofe” dice Héctor Abad en un aparte de su columna. Y no le sobra razón cuando dice esto, ya que Siria e Irán, que toleran los grupos terroristas, pueden responder al embate militar israelí lanzando un misil químico contra alguna ciudad judía. Sin embargo, me reservo una pregunta para a Héctor, y para todos los que critican a Israel en todo el mundo: ¿y qué piensan que debe hacer Israel?
¿Cruzarse de brazos a esperar la ayuda internacional? ¿Entregarse de lleno a la vía negociada con unos extremistas que no aceptan condiciones diferentes al desmonte del estado judío y con unas naciones que no quieren o no pueden controlar a esos extremistas?
¿Será que los atentados en suelo israelí, por parte del Hezbolá y el Hamas, terminarán si Israel deja de acosarlos militarmente?
La situación de Israel es desesperante, por todas partes está amenazado. Además de Hamas y Hezbolá, se yergue la sombra siniestra de Al Quaeda, la cual podría caer tarde o temprano. Y está Irán, cuyo presidente conservador no ha ocultado su desdén por el estado judío.

Yo me preguntó: ¿Qué haría Francia si tuviese en la misma situación? ¿Qué haría Alemania? ¿Qué haría cualquier país europeo? Seguro que hacen aprobar al consejo de seguridad el empleo total de la fuerza. Es muy cómodo criticar desde una posición priviligeada.
Con esto no intento ser, ni mas faltaba, el abogado del diablo; sólo quiero dar a entender que la situación de Israel también es desesperante, que en este conflicto no solamente sufren los pueblos palestino y libanés; que no es justo echarle toda, absolutamente toda la culpa a los judíos. Es la posición inflexible de los grupos terroristas, y de los gobiernos que los toleran, lo que ha provocado la devastadora reacción de Israel.

Pienso que el culpable de todas esas muertes de personas inocentes que han dejado las acciones militares no es solamente de Israel, sino del Hezbolá, el Hamas y todos esos grupos fundamentalistas. Hacia ellos es que deberían ir la mayoría de las críticas.

miércoles, 13 de junio de 2007

LOS 400 INTELECTUALES y LOS 7 NOBEL

A propósito de la proclama que pide a EU “ respetar
la soberanía de Cuba” si Fidel Castro muere.


El estado de salud del dictador Fidel Castro ha encendido el debate en los círculos políticos y académicos, sobre el futuro de Cuba. ¿Qué pasará si Fidel muere? ¿Continuará el régimen tal cual al mando de su hermano Raúl? ¿O será el comienzo de la transición hacia la democracia? Es un tema muy complejo que solo se aclarará con el tiempo, y es un tema que requiere de un libro entero para analizarlo. Por lo pronto quiero expresar mi opinión respecto a un hecho singular relacionado con todo este embrollo: la proclama ( si es que se le puede llamar así) de los 7 premios Nobel y los 400 intelectuales. Resulta que estos personajes, que muy seguramente vienen de ese extraño mundo intelectual de la izquierda, han redactado un texto que lleva el heroico título de “La soberanía de Cuba debe ser respetada” donde piden, o exigen, a EU que respete la soberanía de Cuba. ¿Y a qué viene semejante petición?

Como se dijo al principio, la salud de Castro es delicada, tanto, que decidió delegar el mando provisionalmente a su hermano Raúl Castro. A raíz de este anuncio el secretario de Comercio de EU, Carlos Gutiérrez, declaró ante los medios que “llegó el momento de una verdadera transición hacia una verdadera democracia”. Y el vocero de la Casa Blanca, Tony Show, señalo que su gobierno está “listo y ansioso para otorgar asistencia humanitaria económica y de otra naturaleza al pueblo de Cuba”. Ya en Junio, la secretaria de estado, Condoleezza Rice, había destacado en un informe la “urgencia de trabajar hoy para garantizar que la estrategia de sucesión de Castro no tenga éxito”. A esto se suma una declaración del presiente Bush en la que, refiriéndose a las declaraciones de sus funcionarios sobre el futuro de Cuba, dice de manera tajante que EU “esta trabajando activamente por un cambio en Cuba”. No hay duda alguna de que la muerte del viejo dictador isleño es un suceso largamente esperando por EU para intervenir en Cuba en pos de la instauración de un régimen democrático y de libre mercado. Un régimen que, ayudado económicamente, logre elevar el nivel de vida del pueblo cubano y evite su flujo migratorio hacia las costas estadounidenses. Es bien sabido que EU, por ser un país históricamente abierto a las gentes de todas las razas ( hispanos, judíos, chinos, árabes…) y por ser una nación desarrollada económicamente, tiende a ser acosado por flujos de inmigrantes ilegales. Todos ellos abandonan sus lugares de origen por la falta de oportunidades laborales. A este panorama no se escapa el problema de Cuba: casi la quinta parte de su población se ha lanzado sobre el estrecho de la florida, desafiando a tiburones y policias, con la esperanza de conseguir un asiento en un país “libre”. Ahí están las dramáticas, y muy frecuentes, imágenes de balseros desesperados tratando de llegar a la costa gringa. Si esto se remedia ayudando a incubar un régimen justo en la isla ¿Por qué no hacerlo? Ahora, creo sinceramente que ese es el verdadero motivo por el cual EU desea labrar el futuro de Cuba.

Pero parece que estos 400 intelectuales y 7 Noveles no quieren, o no pueden entender este justo motivo. No, para ellos se trata de puro “imperialismo”, de “neocolonialismo” de una maniobra de EU para agredir a Cuba. Hasta se atreven a decir, en un tono de cruzada histórica, que “ante esta amenaza ( de EU) reciente contra la integridad de una nación, la paz y la seguridad en América Latina y el mundo, exigimos que el gobierno de EU respete la soberanía de Cuba” Realmente no entiendo, por más que trato, la actitud de estos 407 ilustres personajes. Parecen enceguecidos por el antiyanquismo propio de la izquierda intelectual, el cual es tan grande, que los impulsa a condenar la única esperanza que tiene Cuba de abrazar la democracia. Si los tuviera de frente en un auditorio, les formularía estas preguntas:

¿Por qué no han hecho una proclama histórica que condene los millares de asesinatos de opositores políticos, mal camuflados mediante juicios sumarios llevados a cabo por el régimen castrista en los 60 s? ¿Por qué no hacen una proclama para condenar los miles de crímenes de Estado cometidos contra los campesinos capturados en la zona montañosa del Escambray tras los alzamientos populares dirigidos por opositores de Castro que tuvieron lugar entre 1960 y 1966? ¿Y donde está el texto que exija una condena mundial al crimen de Estado del gobierno castrista cometido en 1994 con el hundimiento del barco “Trece de Marzo”, donde más de 20 niños, además de sus padres, resultaron liquidados?

¿Quisiera saber si hay una proclama firmada por ustedes donde se le exija a Castro la realización de un referendo vigilado por la ONU y la comunidad internacional en el cual, se le pregunte al pueblo cubano si desean un régimen democrático? ¿Dónde está la carta que exija la admistía total para aquellos que cometieron el crimen de no estar de acuerdo con la forma como gobierna Fidel Castro? ¿Es que acaso usted, Sr Desmond Tutu (uno de los firmantes) no sabe de los crímenes del régimen castrista? ¿O usted, escritor Saramago (otro de los firmantes) no cree que debería dirigir su protesta para exigir elecciones libres en Cuba? ¿Es que acaso ustedes piensan que el pueblo cubano debe seguir continuando, tras la muerte de Castro, bajo el régimen dictatorial?

Yo no me considero “intelectual”, no he estudiado ciencias políticas ni jurídicas; tal vez sólo sea un insignificante opinante. Pero sí tengo la suficiente capacidad mental para discernir que el régimen cubano ha sido, y sigue siendo, una dictadura. Que Fidel Castro es un tirano feroz y que las personas que tienen más capacidad intelectual que yo, deberían condenarlo con todas las energías.

Un anexo apropósito de este tema.
Parece que al fin un escrito del columnista de izquierda Antonio Caballero me parece objetivo. En el número 1266 de la revista Semana aparece un artículo suyo titulado “El comienzo del fin”, un excelente texto donde, a medida que se explica el por qué de la relevancia histórica de Castro, se hace de paso un retrato de el. Me parece que acierta en dicho retrato cuando se muestra a un dictador cruel (por los asesinatos y encarcelamientos arbitrarios) y a la vez benéfico (por los deportes y la educación superior) que ha fracasado en lo económico y social. Pero hay un detalle, en un aparte de su artículo Caballero dice que el régimen castrista tiene un historial de sangre que “no se puede comparar con los de otras dictaduras contemporáneas de América Latina, como la de Chile y Argentina” En otras palabras: Pinochet y la junta militar de Argentina han sido más sangrientos que Castro. Pues no, no es así. Tanto el uno como el otro han sido igual de crueles, han representado la misma esencia de la extrema derecha y la extrema izquierda. Castro no tiene nada que envidiarle a Pinochet o a la dictadura argentina, los tres son de la misma categoría, los tres están empatados en cuanto a violación de derechos humanos, represión y asesinatos de opositores. Es más, creo que Castro tiene el agravante de que ha seguido en el poder sin que se le haya notificado ni siquiera la mínima posibilidad de llevarlo a juicio.

60 AÑOS DEL FIN DE UNA TIRANÍA ESPANTOSA


Hace 60 años se selló el fin definitivo del
régimen Nazi, de la mano de los aliados.
Fecha importante para recordar.

En efecto, en Mayo de 1945 el ejército rojo, de la mano del mariscal Zhukov llegaba al corazón del Reich con unos 450.000 Hombres a destruir lo que quedaba del ejército alemán y del régimen Nazi. El 30 de Abril de aquel año, hacia las tres y media de la tarde, con los soviéticos a pocos centenares de metros y encerrado en un bunker, Adolfo Hitler se disparaba un tiro en la sien y su amante Eva Braun (y esposa hacía cosa de horas) moría ingiriendo una cápsula de cianuro. Al día siguiente los siguió el ministro de propaganda del Reich, José Goebbels, quien, después de envenenar a sus seis hijos, se hizo matar junto con su esposa por un ordenanza de las SS. Con esas trágicas muertes se selló prácticamente el fin del tercer Reich, ya que el llamado gobierno del almirante Doenitz (a quien Hitler nombró como su sucesor antes de morir) no tuvo en realidad una autoridad real y fue disuelto finalmente por los aliados el 23 de Mayo, siendo capturados todos sus integrantes para ser levados a juicio.

En el momento de escribir estas líneas se conmemora en todo el mundo los 60 años de haberse firmado la rendición incondicional de Alemania, acaecida el 7 de Mayo de 1945, ante las fuerzas aliadas. En Rusia especialmente la celebración tiene connotaciones diferentes porque fue el único país aliado que fue invadido por los nazis (se cree que provocaron la cifra colosal de 20 millones de muertos) y porque fueron ellos los que se encargaron de la toma de Berlín.

Para la gente del común este aniversario suena a un simple referente histórico, pero no es así. El asedió a Berlín fue el último capítulo de la lucha de las democracias occidentales, aliadas circunstancialmente con la URSS, contra el régimen político más sanguinario de la historia moderna; fue la culminación de 6 años de guerra donde se luchó enconadamente en Europa, África y Rusia. No olvidemos que el régimen Nazi, o tercer Reich, era iba camino a ser el dueño del mundo, había estado anexando e invadiendo países durante la última parte de los años 30 (Austria, Checoslovaquia, Polonia). Pero los planes de Hitler no se limitaban a Europa, pensaba expandir el dominio alemán hacia Rusia bajo su concepto de Anschulss (búsqueda del espacio vital para los alemanes) para probablemente después saltar a Estados Unidos y ser entonces dueño del mundo. Claro, todo este plan absurdo lo pensaba hacer a lo largo del tiempo, ya que había pronosticado que su tercer Reich duraría ¡1000 años! Aunque se discute sobre si Hitler efectivamente incluía en sus planes iniciales a EU, no es difícil especular que finalmente lo atacaría una vez hubiese dominado totalmente a Europa y Rusia. ¿Se imaginan el peligro que corría el mundo ante el advenimiento de semejante megalómano?

Las agresiones y conquistas de Alemania provocaron finalmente la 2da guerra mundial el 1er de Septiembre de 1939 cuando invadió Polonia; en ese entonces Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Sin embargo eso, no fue suficiente para detener el embate alemán porque el ejército del Reich logró invadir o anexionar Francia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Bulgaria, Rumania, Rusia, entre otros. No invadió a Inglaterra (como tanto lo deseaba Hitler ) gracias a la heroica resistencia del pueblo inglés bajo el liderazgo del primer ministro Winston Churchill. En 1941 EU entra directamente en la guerra y más tarde, Rusia.

Inglaterra, Estados Unidos, Rusia fueron las naciones que derrotaron al tercer Reich, aunque hay que reconocer el aporte de la resistencia francesa. Gracias a su esfuerzo bélico, se libró el mundo de la tiranía nazi. Una tiranía que cometió infinidad de crímenes en los países ocupados, especialmente en aquellos donde había judíos, raza que Hitler y sus secuaces, entre ellos el jefe de la Gestapo Heinrich Himmler, se propusieron eliminar. Los deportaron a la fuerza, los sometieron a trabajos forzados, le negaron todos los derechos posibles, los internaron en campos de la muerte, los gasearon. En total, se estima que unos 6 millones de judíos murieron bajo la barbarie genocida nazi.

Tras la caída del tercer Reich, Europa se vio liberada y empezó el camino de la recuperación después de la desolación dejada por la guerra. Con la ayuda económica de EU en un principio mediante el plan Marshall, pudieron los europeos levantarse de los cimientos hasta construir democracias prósperas y estables. Si Hitler hubiese tenido éxito en sus planes ¿Qué destino habría tenido Europa?
La respuesta correcta la tiene Mr Trevor-Roper (quien realizó una completa investigación sobre la muerte de Hitler) al referirse a los objetivos del Fuhrer en el viejo continente: “…La destrucción de la civilización europea y su sustitución por un imperio bárbaro en la Europa central, la terrible hegemonía de un nuevo y más estable Genghis Khan” A sí mismo, el Premier Winston Churchill, advirtió que, de haberse completado el plan hitleriano habría empezado una nueva edad media la cual, según sus palabras, sería “ más siniestra y prolongada que ninguna, gracias al empleo de la ciencia pervertida”

Así que, este aniversario es de muchísima importancia, de gran relevancia. Y debe servir, además de entender que significó la salvación del mundo civilizado, para homenajear a todas las personas, ilustres y anónimas, que hace 60 años ayudaron en el esfuerzo conjunto de vencer la tiranía nazi: el presidente de EU Franklin Delano Roosevelt, el primer ministro de Inglaterra Winston Churchill , el general francés De Gaulle, el pueblo Ruso y todos los soldados que sacrificaron sus vidas en el campo de batalla. (prefiero valorar, en caso de los aliados rusos, el esfuerzo de los soldados y del pueblo más no la figura siniestra de Stalin)

Ahora ¿Qué enseñanza, aplicada a la situación actual, podemos sacar del aniversario de la derrota nazi? Bueno, para mí es muy sencilla: uno de los factores que más causa la guerra es la existencia de las dictaduras, las cuales perturban la estabilidad internacional, son fuentes de tensiones constantes, no hacen sino dar problemas, además de violar los derechos humanos. Mientras existan en el mundo regímenes dictatoriales y tiránicos, la sombra negra de la guerra hará aparición.

EL NÓBEL DE LA FARSA.

Resulta que ahora, le han
otorgado el premio Nobel de la Paz a una
persona que promueve, y apoya, una
práctica tan abominable, cruel y despiadada
como lo es la excisión.

Cuando me enteré por ahí que el premio Nobel de la Paz se le había otorgado a una mujer de cálida y fraterna apariencia como lo es la kenyana Wangari Maathai, ministra del medio ambiente de su país, me di por satisfecho. Como no celebrar que a una persona que ha luchado enconadamente, desde su posición gubernamental, por el medio ambiente del continente africano. Como no celebrar, además, que una pacifista confesa como ella no mereciera un premio de ese prestigio. Veía a la señora Wangari como una defensora decidida, no solamente del medio ambiente, sino, de los derechos humanos de la mujer. Me imaginaba que ella, como buena conocedora de los principios morales y éticos consagrados en la carta de las Naciones Unidas, estaría en contra de todas esas injusticias y atropellos que se cometen contra la mujer en los países musulmanes.

Pero ¡OH sorpresa! Leyendo una excelente columna de la periodista cubana Gina Montaner, titulada “Deforestación de la mujer”, me entero que la ganadora del famoso Premio Nobel de la Paz, es una firme defensora de la excisión del clítoris de la mujer. Quedé atónito, abrumado, y muy decepcionado. Pero no solamente me ha decepcionado la señora Wangari, sino también, el jurado que le otorgó el premio. Como lo dice bien Gina Montaner. “… a Maathai no le ha dado el premio una institución musulmana, sino nada menos que unos noruegos liberados.”

En efecto, el Nobel de Paz lo da un país civilizado, una sociedad civilizada, inspirada en los principios occidentales que supusieron tantas vidas y guerras para poder ser refrendados en el mundo. El Nobel de Paz recoge precisamente el idealismo filantrópico de un personaje tan insigne como lo fue Alfred Nobel, quien quiso legar a la humanidad los premios que llevan su nombre para promover la cultura, las ciencias, la paz, y los derechos humanos. ¿Es que esto, que lo sé yo, un ciudadano colombiano que vive muy lejos de Noruega, no lo saben los jurados del premio? ¿Se les olvidó la esencia de los premios Nobel? ¿Cómo es posible que premien con tan importante distinción a una persona que apoya una práctica tan horrenda?

Para que ustedes tengan una idea de lo que es la excisión, se los diré muy brevemente: en ciertos países musulmanes, unos 28 según la columna de Gina Montaner, a las niñas se les extirpa el clítoris con sus labios mayores y menores, y se le cose la vulva. De tal manera que sólo queda un pequeño agujero para la menstruación y la orina. Así, la niña queda literalmente castrada, mutilada, y deformada, humillada en su condición de mujer. Lógicamente que esta práctica es condenada en todos los países civilizados, incluido el nuestro, donde es castigada con años de cárcel. Viola absolutamente todos los estatutos y normas del derecho internacional humanitario, incluida la carta de las Naciones Unidas. Es una práctica cruel, abominable, horrenda; fielmente igual, o tal vez peor, a las que hacían los bárbaros Nazis con los niños y mujeres judías. Es inconcebible que el jurado del premio no haya tenido en cuenta el apoyo de la señora Wangari a la excisión como atenuante para no darle el Nobel.

Entonces ¿Para qué sirve el Nobel de la Paz si no se le da a personas integras en todos los campos? ¿Acaso sólo le importo al jurado la labor de la señora Wangari en el campo del medio ambiente, ignorando el de los derechos humanos?
Pienso, con todo el respeto que se merecen los premios Nobel, que este ha sido, y valga la redundancia, el Nobel de la farsa. Han premiado, como lo dice textualmente Gina Montaner, a “… una apologista de la barbarie porque se han quedado en juicio meramente superficial y colorista de esta defensora de la flora africana.” Parece, en efecto, que para el jurado de los Nobel es mucho más importante la forestación de los países africanos, que la violación flagrante de los derechos de la mujer que en ellos se comete.

Si alguna vez la ganadora del Premio Nobel de la Paz visita nuestro país, no le daré, desde mi conciencia, la bienvenida. Con todo el respeto que se merece, digo que no es una persona digna de esa distinción.

¿LA CULPA ES DE ELLOS, O NUESTRA?


El subdesarrollo de Latinoamérica es un
tema que siempre ha
oscilando entre los enfoques de la derecha y la izquierda; sin
embargo es menester dilucidar, dentro de
nosotros, cuál de los dos es el más acertado.


Dentro del contexto de la política latinoamericana podemos encontrar un debate muy interesante en torno a un tema capital que concierne a nuestro continente: ¿el subdesarrollo de nuestro continente es culpa de la influencia neocolonizadora de los países desarrollados, o de los mismos latinoamericanos? Para sintetizar el tratamiento de este complejo tópico en estas pocas líneas, estudiaremos, desde un punto de vista general, la posición que tienen al respecto las dos principales ideologías políticas latinoamericanas: la izquierdista y la derecha.

Por el lado de la izquierda, especialmente la más tradicional, es aceptado como un credo la teoría de Eduardo Galeano, quien en su libro Las Venas Abiertas de América Latina, concluye tajantemente que nuestro continente a sido expoliado por las potencias occidentales, especialmente EU, desde la época de la colonia. Tal es la contundencia de la sentencia de Galeano “Es América Latina la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días todo se ha transmutado siempre en capital europeo, o más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder” Esto significa que las inmensas riquezas de nuestro continente, que son incalculables, fueron lentamente, a través de los siglos, sustraídas mediante un complejo proceso de transformación efectuado primero por los países que nos colonizaron, luego por las potencias europeas y, por último, Estados Unidos. Para Galeano, la riqueza es un bien de cada nación, como un inmenso tesoro que es necesario cuidar, preservar para el bien de los ciudadanos. Si se deja que una potencia extranjera tenga mucha influencia sobre la política económica de nuestro país, entonces esa fuente de riquezas, ese tesoro, va a parar a las arcas extranjeras. Esta visión de las relaciones comerciales ha tenido profundo arraigo entre muchos grandes intelectuales de América latina, especialmente los inclinados hacia la izquierda. Para ellos, la pobreza que sufrimos es mero producto de la influencia que EU tiene en los asuntos latinoamericanos. Ven con temor y preocupación cualquier tentativa de intercambio comercial con el país del norte. Es así como se explica la dura oposición al TLC por parte de los partidos de izquierda, sindicatos públicos y centrales obreras.

El TLC sería entonces, para los que comparten la teoría de Galeano, un factor generador de pobreza y desigualdad para nuestra nación. Al respecto, dice Galeano: “La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume magnitudes cada vez más dramáticas.” De esta afirmación se desprende que existen dos capitalismos: uno rico (EU) y otro periférico, pobre y explotado (Latinoamérica), al primero le conviene que el segundo sigua siendo subdesarrollado para seguir explotándole (utilizando figuras como el TLC) sus riquezas.

Otro factor que tiene la izquierda para explicar el subdesarrollo de Latinoamérica, es la irrupción del Neoliberalismo en los últimos años. ¿Pero, qué es el Neoliberalismo? Aludiendo a una definición “técnica” podemos decir que es la doctrina económica y política que se fundamente en la plena libertad de mercado y el retiro del estado de la actividad económica y de la prestación de servicios. Este modelo, que fue impulsado por EU, se extendió en Latinoamérica durante los años 80s y buscaba conjurar los problemas de bajo crecimiento económico de la región. La idea era que, al quedar libe el Estado del control directo de la economía, el libre mercado se encargaría de generar riquezas ¿Y cómo lo haría? Incentivando la inversión extranjera, promoviendo las exportaciones, promoviendo igualmente la competencia para eliminar los monopolios económicos y diversificar el mercado haciéndolo más productivo y eficiente, integrando al país a la globalización por medio de tratados de libre comercio con las naciones ricas etc. Sin embargo, como ya se dijo, la izquierda piensa que el Neoliberalismo es nocivo para nuestro continente. Un intelectual importante que tiene este pensamiento es José Consuegra Higgnis quien dice: “(El Neoliberalismo)...entrega toda la riqueza nacional sin asomo de escrúpulos a la voracidad de las llamadas multinacionales. Empresas que fueron el fruto de esfuerzos y sacrificios nacionales, del trabajo y los recursos presupuéstales, se venden sin regatear y con los ojos vendados, para responder a preceptos de esquemas imperialistas bautizados con el eslogan paliativo de apertura o globalización…” .Según Higgins, y muchos seguidores de este pensamiento, el neoliberalismo sustrae las riquezas y el patrimonio nacional para dárselas a los inversionistas extranjeros, al amparo de los principios de una supuesta integración económica que no es más que un pretexto para conjurar, por parte del imperio norteamericano (y sus satélites: el FMI, la OMC…) su política de dominar los países subdesarrollados de América Latina. Lo mejor sería un Estado de bienestar donde el estado maneje la economía, controle los servicios, incentive el mercado interno para protegerlo de la voracidad extranjera y distribuya la riqueza generando justicia social.
Los detractores del Neoliberalismo, dicen demostrar la validez de sus argumentos poniendo como ejemplo a Argentina, cuya crisis económica se la endilgan al gobierno de Memen, quien llevo a cabo grandes procesos de privatización; otro ejemplo sería la exorbitante alza de las tarifas de servicios públicos ocasionada por culpa de las privatizaciones de empresas estatales en Colombia. Pero, ¿Estos casos se dieron como consecuencia de la aplicación del esquema Neoliberal en Colombia y Argentina? Para la gente del otro espectro de la política latinoamericana, la centro derecha, el Neoliberalismo no es el culpable.

Para empezar, en el mundo de la derecha democrática el término “Neoliberalismo” no tiene validez porque siempre ha existido, desde los tiempos de Smith, un solo Liberalismo, el Liberalismo capitalista que se dio en la unión americana a lo largo de su evolución. Por lo tanto, el prefijo “Neo”, dicen, se lo buscó la izquierda para satánizar el libre comercio cuando este llegó a Latinoamérica para desplazar el modelo proteccionista. Lo que muchos llaman Neoliberalismo es simplemente Liberalismo. “La libertad es la base de la prosperidad, _dice el centroderechista Plinio Apuyelo_ y de que el Estado debe ceder a la sociedad civil los espacios que arbitrariamente le han confiscado como productora de bienes y gestora de servicios” .La sociedad es, entonces, la base primordial de la generación de prosperidad y no el Estado. Este, además de ser relativamente pequeño y eficiente, solo regula, vigila, garantiza el cumplimiento de las leyes; por lo que no debe dirigir toda la economía y repartir la riqueza a dedo. Pero, si lo hace, como sucede con el modelo proteccionista, se inflará por el gasto público, se hará insostenible, deficitario, burocratizado y, finalmente, totalmente ineficiente. Así lo explica esta premisa del citado Plinio Apuyelo: “La inversión social concebida (en el Estado Benefactor) como un reparto autoritario de la riqueza en el nivel macroeconómico o como programa estatal financiado con emisiones monetarias, lo que provoca es depresión social.” ¿Por qué? Porque, como se viene diciendo, el Estado Benefactor precisará de más y más dinero para sostener el gasto público generado por sus programas sociales. Cada vez se hará necesario crear más entidades estatales, para cubrir la creciente demanda de gente que pide mejoras sociales. Llega el momento en que se encuentra endeudado, con una pesada burocracia que pide muchos privilegios, con un déficit insuperable; circunstancia que lo obligará a emitir y gastar cada vez más. Al final, sólo queda un estado totalmente ineficiente y dominado por la corrupción generada por el abultamiento burocrático. ¿No es mejor un Estado relativamente pequeño pero eficiente, que no tenga que sostener lastres financieros ni burocráticos, y que propicie el desarrollo a través de entes privados? Dicen los derechistas.

Ahora, para los partidarios del Neoliberalismo, o liberalismo, existen ejemplos contundentes de su éxito en países latinoamericanos que lo aplican. Es el caso de Chile que, abriéndose a los mercados internacionales, privatizando empresas y entidades, disminuyendo el tamaño del estado, acogiendo en masa la inversión extranjera, tiene una de las tasas de desempleo más bajas del continente. Bueno, sí ¿pero, y qué de Argentina? Para eso también tienen una explicación. Argentina colapsó por las prácticas corruptas que dominaban su gobierno, lo cual impidió el correcto aplacamiento del modelo. Hubo privatizaciones que, simplemente, se convirtieron en otro monopolio para favorecer intereses particulares; también hubo ventas de empresas estatales que fueron mal llevadas por culpa de las corruptelas. Lo mismo ocurrió en Colombia y otros países de la zona. Para la centro derecha, la culpa de la pobreza de nuestro continente no está representada en EU, el FMI, o el Neoliberalismo; está representada en la inestabilidad política de nuestros pueblos, en la corrupción, y en la incapacidad de los latinoamericanos de integrarse en torno a una misma forma de proceder, a una misma senda por la cual seguir todos juntos. Cosa que si hicieron “los hermanos del norte” como los llamó Bolívar.

¿Quieren saber con qué punto de vista me identifico más? Pues, con este último, con el de la centro derecha democrática. Yo no creo que EU, y las demás potencias, nos hayan robado nuestras riquezas; tampoco creo que nos hayan estado explotando, ni neocolonizando. Igualmente, no creo en el “Neoliberalismo” porque, sencillamente, no existe. Siempre ha habido un solo liberalismo, el que se deriva del capitalismo democrático. Asimismo, tampoco creo en las “oscuras intenciones” del “Imperialismo Norteamericano” para expoliar nuestros recursos por medio de figuras como el TLC.

Nadie tiene la culpa de nuestra pobreza o de nuestro atraso, nadie. ¿Entonces quien tiene la culpa? Pues, sencillo, nosotros. Sí, nosotros mismos, hermanos latinoamericanos que nunca, desde los tiempos de la independencia, nos hemos puesto de acuerdo sobre lo que queremos ser, que nunca nos hemos unidos todos en torno a un solo y único fin. ¿Por qué los japoneses han convertido su pequeño país en una potencia económica en un lapso tan corto de cincuenta y nueve años y nosotros, en ciento y tantos años, no lo hemos logrado? Porque, en vez de estar echándole la culpa a todo el mundo por sus desgracias, los nipones se unieron férreamente en torno a un fin común: hacer de su tierra una potencia, un gran país. No hubo discusiones estériles, ni rencillas políticas, ni desacuerdos. Lo mismo hicieron los colonos norteamericanos que se independizaron del imperio británico, y miren hasta dónde han llegado. Pero nosotros, no imitamos ese gran ejemplo. No fuimos capaces de unirnos después de la independencia, no seguimos las orientaciones de Bolívar, quien inspirado en la revolución norteamericana, quiso fusionar los territorios que liberó en una gran nación, en una potencia política, económica y militar que coexistiera con la del norte. Pero no, nos enfrascamos en desacuerdos, brotes individualistas y rivalidades que terminaron por hacer fracasar el plan bolivariano. Creo que esta reflexión, del columnista Urbano Rodríguez Muñoz, sintetiza bien la situación: “Si fracasó (Bolívar) fue seguramente porque a los pueblos que dio independencia y libertad, no estaban preparados para usar estas como prueba que después de un siglo de independencia, todavía no se han educado para ser libres.” ¡Cierto! Todavía no sabemos usar esa libertad. Han pasado tantos años, y todavía discutimos, en el caso de Colombiano, asuntos como si nos conviene el régimen parlamentario o el presidencialista, si debemos hacer otra constitución cuando la de 1991 apenas tiene 14 años, si debemos volver al proteccionismo por el supuesto fracaso del modelo aperturista… ¡No me sorprendería que alguien llegase a proponer que cambiemos el himno de la república por uno nuevo!

Así hemos estado siempre, sin unidad, sin acuerdo; evidenciando siempre esa adolescencia política de la que no hemos salido y, lo peor de todo ¡Echándoles la culpa a los demás!

LA LUNA EUROPA.


Es posible que esta luna
galileana, la más pequeña del
gigante Júpiter, contenga en su interior
un océano subterráneo de agua en estado líquido
el cual, puede estar lleno de vida.


Júpiter, el gigante gaseoso, es un sistema solar malogrado que pudo ser y no fue. Por eso, se explica en parte por qué tiene tantas lunas. Estas lunas son en sí, lugares interesantes de exploración para el hombre. La volcánica ÍO, Calixto, Gamínedes y muchas más, representan el repertorio de esos pequeños mundos jovianos. Pero hay una luna que se destaca claramente entre todas las demás: Europa. En efecto, esta luna, cuyo nombre es el mismo que el del viejo continente, posee unas características sumamente atractivas. La más sorprendente de ellas es la de ser un posible albergue de vida pluricelular.

Europa, la luna Galileana más pequeña, carece de montañas, valles y cráteres. En vez de eso, presenta una superficie helada y extraña, cuyas características se resumen así: lisa como una bola de billar, cuarteada como una vasija vieja de porcelana y, lo más peculiar, surcada por muchas grietas. Estas se abren en la corteza de hielo y probablemente son llenadas con agua desde abajo. Las exploraciones y estudios llevados a cabo por la NASA, indican que esa corteza de hielo se formó debido a que, en tiempos primigenios, la luna sufrió un periodo de intenso calentamiento que hizo burbujear el agua desde su interior para luego helarse constituyendo una espesa cubierta. Cuando esta cubierta de hielo se expandió, a causa de otro brote de calor, el agua invadió las grietas y se volvió a helar formando un entretejido de líneas.
No pocos científicos piensan que existe un océano de agua en estado líquido debajo de la capa de hielo y que contiene formas de vida pluricelular. ¿Se imaginan eso, un universo inmenso lleno de seres acuáticos?

Para visualizar bien la cuestión, se puede hacer una sencilla experiencia: Coja un vaso de vidrio y llénelo de agua, seguidamente guárdelo en el congelador de la nevera. Espere unas horas, saque el vaso para observar el fenómeno. Observará que en la superficie del agua se ha formado una capa de hielo, mientras el fondo permanece en estado líquido, aunque muy helado.

Fíjese bien en la capa de hielo ¿Tiene algo así como grietas? Sí, en efecto, hay ranuras y grietas. Ahora, con su dedo fracture la capa y vuelva a meter el vaso en el congelador, espere unas horas más y saquéelo. Podrá comprobar que, donde se hizo la fractura, se ha formado hielo nuevo. Bueno, esto es esencialmente lo que se ve en la luna Europa: una capa de hielo encima de un océano profundo cuyas grietas abiertas se han rellenado de hielo nuevo merced al agua que brota permanentemente del interior y se congela. ¿Habrá vida en ese océano? Es probable que el agua esté muy fría, cosa que puede ser contraproducente para la existencia de seres vivos. Pero, recientemente, científicos de la NASA piensan que esta luna tiene un núcleo caliente que puede ser un activo germinador de vida. Esto quiere decir que Europa tiene actividad volcánica en el fondo del océano, como sucede con las grietas volcánicas de los mares de la Tierra (ver ilustración).

Observaciones de las naves Voyager y Galileo indican que, probablemente, el océano de Europa podría tener entre 90 y 100 Kilómetros de profundidad. Muchísimo más que la máxima profundidad medida en los océanos terrícolas, que es de 11 Kilómetros. Ahora ¿Cómo será el aspecto de ese océano? ¿Un paisaje marino azulado y negrusco? ¿Un mundo solitario o poblado de seres vivientes?
Por ahora, no tendremos una respuesta exacta a tales interrogantes. Tal vez debamos esperar cierto tiempo, cuando una nave espacial aterrice en la superficie y se interne, como un topo, en la capa de hielo hasta llegar al océano subterráneo, momento en el cual, se convertirá en un submarino. Posiblemente encuentre algunos peces semejantes a los que poblaban los mares de la tierra hace 450 millones de años, tal vez se tope con uno muy parecido al Teraspis o al Thelodus. O quizás se encuentre de frente con un animal marino, del tamaño de un tiburón ballena, nadando majestuosamente en las frías aguas, exhibiendo sus grandes branquias y su curioso aspecto; pero, de pronto, solo perciba seres modestos semejantes a los Dinoflagelados, cuya presencia apenas se note cuando los faros del submarino atraviesen con su potente luz las aguas europeas.