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miércoles, 13 de junio de 2007

LA LUNA EUROPA.


Es posible que esta luna
galileana, la más pequeña del
gigante Júpiter, contenga en su interior
un océano subterráneo de agua en estado líquido
el cual, puede estar lleno de vida.


Júpiter, el gigante gaseoso, es un sistema solar malogrado que pudo ser y no fue. Por eso, se explica en parte por qué tiene tantas lunas. Estas lunas son en sí, lugares interesantes de exploración para el hombre. La volcánica ÍO, Calixto, Gamínedes y muchas más, representan el repertorio de esos pequeños mundos jovianos. Pero hay una luna que se destaca claramente entre todas las demás: Europa. En efecto, esta luna, cuyo nombre es el mismo que el del viejo continente, posee unas características sumamente atractivas. La más sorprendente de ellas es la de ser un posible albergue de vida pluricelular.

Europa, la luna Galileana más pequeña, carece de montañas, valles y cráteres. En vez de eso, presenta una superficie helada y extraña, cuyas características se resumen así: lisa como una bola de billar, cuarteada como una vasija vieja de porcelana y, lo más peculiar, surcada por muchas grietas. Estas se abren en la corteza de hielo y probablemente son llenadas con agua desde abajo. Las exploraciones y estudios llevados a cabo por la NASA, indican que esa corteza de hielo se formó debido a que, en tiempos primigenios, la luna sufrió un periodo de intenso calentamiento que hizo burbujear el agua desde su interior para luego helarse constituyendo una espesa cubierta. Cuando esta cubierta de hielo se expandió, a causa de otro brote de calor, el agua invadió las grietas y se volvió a helar formando un entretejido de líneas.
No pocos científicos piensan que existe un océano de agua en estado líquido debajo de la capa de hielo y que contiene formas de vida pluricelular. ¿Se imaginan eso, un universo inmenso lleno de seres acuáticos?

Para visualizar bien la cuestión, se puede hacer una sencilla experiencia: Coja un vaso de vidrio y llénelo de agua, seguidamente guárdelo en el congelador de la nevera. Espere unas horas, saque el vaso para observar el fenómeno. Observará que en la superficie del agua se ha formado una capa de hielo, mientras el fondo permanece en estado líquido, aunque muy helado.

Fíjese bien en la capa de hielo ¿Tiene algo así como grietas? Sí, en efecto, hay ranuras y grietas. Ahora, con su dedo fracture la capa y vuelva a meter el vaso en el congelador, espere unas horas más y saquéelo. Podrá comprobar que, donde se hizo la fractura, se ha formado hielo nuevo. Bueno, esto es esencialmente lo que se ve en la luna Europa: una capa de hielo encima de un océano profundo cuyas grietas abiertas se han rellenado de hielo nuevo merced al agua que brota permanentemente del interior y se congela. ¿Habrá vida en ese océano? Es probable que el agua esté muy fría, cosa que puede ser contraproducente para la existencia de seres vivos. Pero, recientemente, científicos de la NASA piensan que esta luna tiene un núcleo caliente que puede ser un activo germinador de vida. Esto quiere decir que Europa tiene actividad volcánica en el fondo del océano, como sucede con las grietas volcánicas de los mares de la Tierra (ver ilustración).

Observaciones de las naves Voyager y Galileo indican que, probablemente, el océano de Europa podría tener entre 90 y 100 Kilómetros de profundidad. Muchísimo más que la máxima profundidad medida en los océanos terrícolas, que es de 11 Kilómetros. Ahora ¿Cómo será el aspecto de ese océano? ¿Un paisaje marino azulado y negrusco? ¿Un mundo solitario o poblado de seres vivientes?
Por ahora, no tendremos una respuesta exacta a tales interrogantes. Tal vez debamos esperar cierto tiempo, cuando una nave espacial aterrice en la superficie y se interne, como un topo, en la capa de hielo hasta llegar al océano subterráneo, momento en el cual, se convertirá en un submarino. Posiblemente encuentre algunos peces semejantes a los que poblaban los mares de la tierra hace 450 millones de años, tal vez se tope con uno muy parecido al Teraspis o al Thelodus. O quizás se encuentre de frente con un animal marino, del tamaño de un tiburón ballena, nadando majestuosamente en las frías aguas, exhibiendo sus grandes branquias y su curioso aspecto; pero, de pronto, solo perciba seres modestos semejantes a los Dinoflagelados, cuya presencia apenas se note cuando los faros del submarino atraviesen con su potente luz las aguas europeas.

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